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La pitiriasis rosada es una erupción cutánea frecuente que, aunque habitualmente benigna y autolimitada, genera mucha inquietud por su apariencia y por la posibilidad de confundirse con otras enfermedades de la piel.
Después de años diagnosticando erupciones cutáneas en mi clínica Dermaniac en Madrid, puedo decirte que la pitiriasis rosada es una de las condiciones más mal diagnosticadas inicialmente.
La mayoría de pacientes llegan preocupados tras descubrir placas y manchas en el tronco o las extremidades convencidos de que tienen hongos, alergia o algo contagioso, a veces después de semanas aplicando cremas antifúngicas sin resultado.
Entender qué es la pitiriasis rosada, cómo se manifiesta y en qué se diferencia de otras erupciones es fundamental para ofrecer un diagnóstico preciso y un manejo adecuado.
La pitiriasis rosada es una erupción inflamatoria de la piel, generalmente de curso benigno y autolimitado, que aparece con mayor frecuencia en adolescentes y adultos jóvenes, aunque puede manifestarse a cualquier edad. Se caracteriza por la aparición de manchas o placas rosadas, ligeramente descamativas, que suelen distribuirse principalmente en el tronco.
En la mayoría de los casos la pitiriasis rosada comienza con una lesión inicial más grande (la llamada “placa heraldo”), seguida de múltiples lesiones más pequeñas que suelen distribuirse en un patrón característico.
Su origen exacto no está completamente definido, pero la mayoría de las evidencias apuntan a un posible desencadenante viral, especialmente asociado a ciertos tipos de herpesvirus humano (no relacionados con el herpes labial o genital). Esto explicaría por qué, en algunas personas, la erupción aparece después de un cuadro de cansancio, fiebre leve o molestias generales, similares a los de un resfriado.
Una característica importante es que, a pesar de su posible origen infeccioso, no es una enfermedad contagiosa, no está relacionada con alergias ni con problemas de higiene, y en la gran mayoría de los casos se resuelve de forma espontánea en un periodo que oscila entre 6 y 8 semanas. No obstante, debido a su apariencia —que puede ser llamativa o incluso alarmante para quienes la presentan— suele requerir una evaluación clínica para diferenciarla de otras dermatosis que sí pueden necesitar tratamiento específico.
La pitiriasis rosada suele seguir un patrón bastante característico que nos ayuda a los dermatólogos a identificarla con rapidez. Aunque en cada paciente puede presentar morfologías distintas, existen tres manifestaciones clave:
En la mayoría de los casos, el primer signo es una lesión inicial de mayor tamaño, conocida como placa heraldo y que puede medir de 2 a 5 cm
Suele ser una mancha ovalada, rosada o salmón, con una descamación fina en los bordes característica.
Aparece con frecuencia en el tronco, el cuello o la parte alta de las extremidades y puede confundirse con una tiña o con una dermatitis localizada. Esta lesión puede pasar desapercibida, pero marca el inicio del cuadro.

Días después, generalmente entre 5 y 15 días, surgen varias lesiones más pequeñas y similares en forma y color, distribuidas principalmente en el tronco y, en algunos casos, en muslos y brazos.
Estas lesiones siguen la dirección natural de las líneas de tensión de la piel, creando un patrón muy característico.
En la espalda, las lesiones suelen organizarse formando una especie de figura en “árbol de Navidad”, lo que constituye uno de los signos clínicos más representativos de esta condición.
La descamación es fina y el centro de las lesiones suele ser de un color máás claro más claro.
A día de hoy, la causa exacta de la pitiriasis rosada no se conoce con total certeza, aunque diversos estudios apuntan a un origen viral, especialmente relacionado con los herpesvirus humanos tipo 6 y 7 (HHV-6 y HHV-7). Estos virus son comunes en la población y suelen permanecer latentes después de la infancia, por lo que en algunas personas podrían reactivarse de forma transitoria y desencadenar la erupción.
Aunque el origen viral es la teoría más aceptada, no es posible afirmarlo como causa única. Otros factores que pueden coincidir con la aparición del cuadro son:
La pitiriasis rosada puede confundirse fácilmente con otras afecciones dermatológicas que también producen manchas o placas escamosas. Realizar un diagnóstico preciso es esencial para evitar tratamientos innecesarios y descartar enfermedades que sí requieren atención específica.
Estos son los principales diagnósticos diferenciales:
Este es un diagnóstico diferencial muy importante, ya que puede imitar la distribución de las lesiones de la pitiriasis rosada.
El diagnóstico de la pitiriasis rosada es principalmente clínico, es decir, se basa en la observación directa de las lesiones y en la historia del paciente. En la mayoría de los casos, un dermatólogo puede identificarla con facilidad gracias a la placa heraldo y al patrón característico de distribución en tronco y espalda.
Sin embargo, cuando las lesiones no siguen el esquema habitual o existen dudas con otras enfermedades, pueden solicitarse algunas pruebas complementarias:
En la mayoría de los pacientes no es necesario realizar estudios adicionales
La pitiriasis rosada es autolimitada, revolviéndose espontáneamente en 6-8 semanas sin tratamiento. No obstante, pueden usarse antihistamínicos orales para el picor, corticoides tópicos suaves para lesiones inflamadas, e incluso fototerapia en los casos extensos.
Medidas principales:
En la mayoría de los casos, estas medidas son suficientes para pasar el proceso de forma cómoda hasta que la piel vuelva a su estado normal.
Aunque la pitiriasis rosada es una erupción benigna, es recomendable solicitar una valoración dermatológica si:
En nuestra Dermaniac estaremos encantados de ayudarte. Si presentas una erupción y no estás seguro de su origen, puedes pedir una cita para una evaluación dermatológica personalizada. Te orientaré con un diagnóstico preciso y el tratamiento más adecuado para tu piel.