Lo más importante en las enfermedades del pelo es hacer un diagnóstico adecuado, porque el tratamiento es diferente según el tipo de alopecia.
Para ello, los dermatólogos, nos ayudamos, no sólo de la exploración clínica y la historia médica del paciente, si no que usamos la Tricoscopia que además de ayudarnos a diagnosticar, es una herramienta muy útil en el seguimiento de nuestros pacientes.
Existen distintos tipos de alopecia que se dividen en dos grupos: cicatriciales y no cicatriciales.
Dentro de las alopecias no cicatriciales se incluyen la alopecia areata y la alopecia androgenética. Las alopecias cicatriciales son un grupo de alopecias de causa desconocida que provocan una fibrosis o cicatriz del folículo piloso lo que hace que no pueda crecer pelo de nuevo.
Las alopecias cicatriciales más comunes son: la alopecia frontal fibrosante, el liquen plano pilaris y la alopecia central centrífuga. Las alopecias no cicatriciales son: la alopecia androgenética, la alopecia reata y los efluvios.
Existen diversos tratamientos para las alopecias, siendo los farmacológicos los tratamientos de primera línea. Existen otros tratamientos complementarios como el Plasma Rico en Plaquetas (PRP), el micro-needling y la mesoterapia que ayudan a mejorar la densidad capilar.
Ocasionalmente es necesario realizar pequeñas biopsias para poder hacer un diagnóstico adecuado.