Últimamente seguro que has oído hablar mucho de los disruptores endocrinos. Los disruptores endocrinos son sustancias químicas que están presentes en los envases de plástico, pesticidas, conservantes de alimentos, y en gran cantidad de productos cosméticos como los maquillajes, productos para el pelo, cremas cosméticas y protectores solares.
Estos químicos pueden interferir con las hormonas naturales del cuerpo produciendo o desencadenando enfermedades endocrinológicas. Estudios recientes europeos observan que en hasta el 75% de productos convencionales que usamos a diario se encuentra alguno de estos compuestos.
Los disruptores endocrinos son compuestos químicos que pueden interferir con el sistema endocrino del cuerpo. Nuestro sistema endocrino regula funciones vitales a través de la producción de hormonas. Las hormonas actúan como mensajeros para controlar funciones como el metabolismo, el sistema reproductivo y el crecimiento.
Cuando estos disruptores se absorben y penetran en el organismo, pueden imitar, bloquear o alterar la acción normal de las hormonas, generando desequilibrios que afectan a la salud.
Algunos de los disruptores endocrinos más comunes que encontramos en estos productos son:
Sin embargo, no todos los compuestos que actúan como disruptores endocrinos tienen el mismo nivel de riesgo o impacto en la salud. La toxicidad y el efecto dependen de varios factores, como la cantidad a la que estamos expuestos, la frecuencia de uso, la concentración del ingrediente y la susceptibilidad individual.
En la piel, no existe una clara evidencia de cómo nos pueden afectar estas sustancias. No obstante, debido a las alteraciones hormonales sí podrían empeorar algunos tipos de acné e incluso otras enfermedades cutáneas influenciadas por las hormonas. Además, el abuso de cosméticos en general va a empeorar nuestra calidad de la piel y puede provocar una sensibilidad de la misma. También está en estudio el contacto con estos químicos y la aparición de algunos tipos de alopecia.
Estos compuestos pueden alterar el equilibrio hormonal local y sistémico, provocando cambios sutiles que muchas veces pasan desapercibidos o se atribuyen a otras causas.
Los principales culpables son los parabenos (en 55-60% de cosméticos), ftalatos (40-45%), filtros UV químicos como oxibenzona (30-35%) y compuestos BPA (25-30%), según análisis de mercado europeos.
Los parabenos (methylparaben, propylparaben, entre otros) son conservantes comunes en muchos cosméticos debido a su eficacia y bajo costo. Aunque pueden imitar ligeramente al estrógeno, en las concentraciones permitidas suelen ser seguros para la mayoría.
Los ftalatos suelen esconderse bajo el término “fragancia” y se postula que podrían afectar la fertilidad en exposiciones altas o prolongadas. Para personas en tratamientos de fertilidad, aconsejo evitar cosméticos con fragancias sintéticas como precaución, aunque en general su riesgo es bajo para el uso común
Filtros como los derivados de las benzofenonas y el octocryleno protegen la piel del sol, pero tienen cierto potencial disruptor hormonal y pueden provocar reacciones en pieles sensibles. En embarazo y lactancia, prefiero recomendar filtros minerales como opción más segura, aunque para la mayoría son productos adecuados y necesarios para prevenir daños solares.
Bisfenol A y sus derivados están presentes en algunos envases y cosméticos y pueden afectar hormonas tiroideas y sexuales. Aunque su impacto depende de la exposición, aconsejo optar por envases seguros especialmente en personas con problemas tiroideos o sensibilidad hormonal.
Estos ingredientes están permitidos en ciertas concentraciones, pero el problema está en la exposición acumulativa y en la combinación de varios productos a diario. Por eso, es fundamental aprender a identificar estos compuestos y optar por fórmulas más limpias y seguras.
La clave está en dedicar 30 segundos a revisar los primeros 5-7 ingredientes de la lista INCI, donde se concentran los componentes principales, buscando las terminaciones -paraben, -benzophenone y términos como fragrance o perfume.
1º-Primero, ignora todo lo que esté después del séptimo ingrediente. Los ingredientes se listan por concentración, así que los primeros son los más abundantes.
2º-Segundo, busca estas terminaciones sospechosas:
3º- Tercero, desconfía de "fragrance", "parfum" o "aroma". Son términos paraguas que pueden esconder docenas de químicos no declarados, incluyendo ftalatos.
Las mejores opciones incluyen marcas de cosméticos y protectores solares que hayan pasado los controles europeos de seguridad y eficacia. Los productos con listas cortas de ingredientes reconocibles y fórmulas basadas en activos botánicos estudiados como retinoll, centella asiática o niacinamida.
Después de años prescribiendo cosmética médica, he identificado alternativas que funcionan igual o mejor que los productos convencionales, sin comprometer tu salud hormonal.
Recientemente han aparecido nuevos filtros solares químicos como el Triabsorb, el Mexoryl y el Tinosorb que al ser partículas más grandes, penetran menos en la piel, haciéndolos más seguros tanto para nosotros como para el ecosistema. Además, tienen una mayor capacidad de protección ya que además de protegernos frente a la radiación ultravioleta, nos bloquean la luz visible.
Los disruptores endocrinos presentes en cremas y cosméticos pueden tener un impacto silencioso pero significativo en la salud de tu piel y tu equilibrio hormonal. Conocer qué son, cómo identificarlos y elegir productos adecuados es fundamental para proteger tu bienestar y lucir una piel saludable.
En mi clínica, te ofrecemos asesoría personalizada para evaluar tu rutina de cuidado y ayudarte a seleccionar los productos más seguros y efectivos para ti. Juntas, podemos crear un plan que cuide tu piel desde adentro hacia afuera, evitando ingredientes que puedan perjudicar tu piel y potenciando tu belleza natural.
Si quieres aprender a cuidar tu piel de manera consciente y profesional, no dudes en contactarnos.