¿Una herida que no cicatriza? A veces lo que parece una simple costra puede esconder algo más serio. Podría ser carcinoma basocelular.
El carcinoma basocelular es el tipo más común de cáncer de piel, pero también uno de los más desconocidos por el público general. A menudo aparece como una pequeña herida que no cicatriza o una manchita sospechosa que se queda ahí, sin molestar... hasta que empieza a hacerlo.
El carcinoma basocelular (o CBC) es el tipo de cáncer que se origina en las células basales, que se encuentran en la capa más profunda de la epidermis.
Aunque la palabra "cáncer" asusta, este tipo tiene una buena noticia: su crecimiento suele ser lento y rara vez se disemina a otros órganos.
Pero eso no significa que pueda ignorarse. Si no se trata a tiempo, puede extenderse localmente, destruir tejidos cercanos e incluso afectar estructuras como el cartílago o el hueso, sobre todo en zonas delicadas como la nariz, los párpados o las orejas.
Uno de los motivos más frecuentes de consulta en dermatología es el descubrimiento de una “manchita rara”, un “lunar nuevo” o una “herida que no se va”.
El carcinoma basocelular, por su aspecto poco agresivo al principio, puede confundirse con un lunar, una picadura o incluso un grano persistente.
El carcinoma basocelular no suele doler. No pica, no arde, no genera molestias evidentes al principio. Y quizá por eso pasa desapercibido. Pero hay ciertos rasgos que lo distinguen y que debes conocer para estar alerta:
Las zonas más frecuentes de aparición suelen ser aquellas más expuestas a la radiación solar como:
En muchos casos, estas lesiones también se confunden con eccemas, picaduras, pequeñas heridas o incluso acné. Por eso la clave está en la persistencia: si una lesión no mejora en 3-4 semanas, es motivo suficiente para consultar.
El carcinoma basocelular suele aparecer como consecuencia de una acumulación de daño solar en la piel a lo largo del tiempo.
Por eso es tan frecuente en personas mayores de 50 años, especialmente aquellas que han trabajado al aire libre o han pasado muchas horas bajo el sol sin protección.
Pero el sol no es el único culpable. Existen otros factores que pueden aumentar el riesgo de desarrollar este tipo de cáncer de piel.
Aunque en muchos casos el carcinoma basocelular tiene un aspecto característico, el diagnóstico preciso siempre debe hacerlo un dermatólogo, ya que hay lesiones benignas (como lunares o queratosis seborreicas) que, como hemos comentado, pueden parecer similares a simple vista.
Lo primero es una evaluación visual experta, observando el color, la forma, el relieve, los bordes y cualquier signo de alarma.
Utilizamos un dermatoscopio, un instrumento que nos permite ver estructuras debajo de la superficie de la piel y distinguir patrones característicos del carcinoma basocelular, como vasos en forma de árbol, ulceraciones o estructuras perladas. Esta herramienta permite aumentar la precisión del diagnóstico.
Si hay dudas diagnósticas o se requiere confirmación, se realiza una biopsia: se extrae una pequeña muestra de piel bajo anestesia local para analizarla en el laboratorio.
En la mayoría de los casos, el diagnóstico es clínico y no requiere biopsia. Pero cuando la hacemos, es para confirmar y planificar el tratamiento más adecuado.
🎯 Lo importante es no dejarlo pasar. Cuanto antes se diagnostique, más sencillo es el tratamiento y mejores los resultados estéticos y médicos.
Una vez confirmado el diagnóstico, la buena noticia es que el carcinoma basocelular tiene una altísima tasa de curación, especialmente si se trata de forma precoz. El tratamiento dependerá de varios factores: el tipo de lesión, su localización, el tamaño, el subtipo histológico y, por supuesto, tus características personales.
Es el tratamiento más habitual y eficaz. Consiste en extirpar completamente la lesión con un pequeño margen de seguridad para asegurarnos de que no quedan células tumorales.
La crioterapia destruye el tumor aplicando nitrógeno líquido que congela las células anómalas. Es un tratamiento rápido, poco invasivo y eficaz en lesiones pequeñas o superficiales. Se realiza en consulta, sin necesidad de anestesia ni puntos.
Aunque es muy cómodo para el paciente, puede dejar cambios de pigmentación o cicatrices más visibles en algunos casos, por lo no es recomendable para todas las localizaciones ni tipos.
En casos muy superficiales, o cuando la cirugía no es recomendable, podemos utilizar cremas con principios activos como:
Estos tratamientos se aplican en casa, siguiendo estrictamente las indicaciones del dermatólogo. Suelen durar varias semanas y requieren constancia y revisiones frecuentes. Funcionan bien en casos seleccionados y ofrecen resultados estéticos muy buenos, aunque pueden generar enrojecimiento o descamación local durante el proceso.
En Dermaniac, además de tratar el carcinoma basocelular, solemos realizar la cicatrización asistida por láser o técnica LASC (Laser Assisted Skin Closure).
Este consiste en tratar de forma precoz las cicatrices con fuentes de luz, empezando incluso desde el mismo día que se retira la sutura, con el objetivo de conseguir una cicatriz muy poco perceptible.
¿Llevas semanas con una lesión que no mejora? ¿Has notado un cambio reciente en tu piel que te hace dudar? No lo dejes pasar.
En nuestra clínica dermatológica en Madrid estamos especializados en el diagnóstico y tratamiento de melanomas y distintos cánceres de piel como el carcinoma basocelular.
Porque el diagnóstico precoz no solo marca la diferencia, sino que también te da tranquilidad. Tu piel te acompaña toda la vida. Cuidarla hoy es el mejor regalo para el mañana.